sábado, 11 de septiembre de 2010

Hey monkey!


(Por problemas técnicos, y para que se pueda ver lo que es un monkey-bread, he sacado esta foto buscando en google del blog Sand and Starfish).

Ayer vinieron a cenar a casa los amigos con los que nos fuimos este verano a Sitges. Uno de ellos es un apasionado de los "cinnamon rolls", all-american style, y hace tiempo le comenté que habíamos hecho un postre que en sabor se parecía y me pidió que se lo hiciera. Así que aproveché la ocasión y me puse manos a la obra con el "pan de mono" o, en sajón, "monkey bread".

Se trata de una especie de tarta, se basa en una masa de pan bastante hidratada, enriquecida con mantequilla y azúcar, que después del levedar por primera vez se corta, se hace bolitas que se rebozan en mantequilla derretida y azúcar moreno con canela, para luego hacerlo levedar una segunda vez antes de hornearlo. Finalmente, y cuando todavía está tibio, se le pone una glasa de queso azucarado y avainillado.

Si simplemente con esa descripción ya te llama la atención, puedes pasar a formar parte del club de los conversos del pan de mono.

Pero nos topamos con un problema. La cámara digital finalmente ha decidido "morir", y lo único que me ha permitido hacer fotos ha sido la "cacacámara" de la blackberry. Las fotos han salido fatal, pido disculpas, pero espero que más o menos se pueda entender el proceso, a pesar de que las fotos del resultado final sean pésimas.

La receta ya la comenté en esta entrada del mes de febrero, y es de SmittenKitchen, cómo no.

Primero hacemos la masa (las dos fotos que hice estaban movidas y oscuras, lo siento) y después de dejarla levar en el horno calentado y apagado a 90ºC durante una hora, se saca y se aplana un poco, intentando hacer un cuadrado de aproximadamente 20cm de lado.


Con un cuchillo afilado, se va cortando la masa primero en tiras y luego en cuadrados pequeños.


Cada uno de los cuadrados se va rebozando primero en mantequilla y luego en azúcar moreno mezclado con canela, y se disponen en el molde de bizcocho de manera ordenada. No hay que preocuparse si queda alguna grieta, puesto que cuando suba la masa la rellenarán solas.


Se tapa bien con plástico de cocina y... al horno a seguir levando, esta vez una hora y veinte minutos.

1) la masa recién metida en el horno:


2) la masa a los 40 minutos de estar levando:


3) la masa "al punto":


La metemos ahora en horno caliente a 180ºC durante 35 minutos, hasta que esté bien dorada. Se desmolda enseguida sobre una bandeja y se deja enfriar unos 10 minutos antes de ponerle la glasa de queso por encima. Se sirve calentito.

Como estábamos con la cena (y fundamentalmente porque ya llevábamos un par de copitas de vino en el cuerpo cuando saqué el postre) se me olvidó por completo hacerle una foto antes de llevar la tarta a la mesa.

También he de decir que, por no desmoldarla enseguida, tuve que volver a meterla 5 minutos al horno para que se deshiciera el caramelo del fondo, y esos 5 minutos la secaron más de la cuenta. Pero conseguí desmoldarla. Aunque se me rompió un poquito. A rota no supo, doy fé, pero la presentación no fue la más adecuada.


Y eso es lo que quedó, tan solo un trocito, que nos desayunamos esta mañana. Si eres de los conversos del pan de mono, entenderás que todavía nos quedaran ganas. Y eso que de las tres veces que he hecho la receta, esta es la que peor me ha salido. Aun con eso, estaba delicioso.

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